Adopción, los niños y niñas que crecen desde el corazón

Adopción, los niños y niñas que crecen desde el corazón

La familia debería ser por excelencia el mejor ámbito para la crianza de un niño o niña; sin embargo, dentro del hogar a veces se presentan hechos de vulneración que terminan separando a los padres de sus hijos.

Eduardo Franco, subdirector de adopciones del ICBF, explica que el niño o la niña entra a esta entidad porque se ha conocido de oficio o por una denuncia que alguno de sus derechos está siendo vulnerado, es decir, que puede ser víctima de maltrato, violencia sexual, negligencia, entre otros.

En ese momento, y a través de un defensor de familia, se abre un proceso de restablecimiento de derechos en el cual, con un equipo interdisciplinario, se hacen las investigaciones del caso para establecer el estado de vulneración, pero también la pertinencia de que el niño regrese con su familia biológica o con la familia extensa. Se practican pruebas, se escucha a la familia, al presunto agresor, al niño o a la niña y al cabo de cuatro meses, máximo seis, se debe resolver la situación jurídica del menor de edad en uno de dos sentidos: declarando la vulneración o declarando la adoptabilidad.

“A pesar de las situaciones de maltrato, algunas pueden ser superadas a través de una intervención y acompañamiento juicioso del Estado a las familias. A veces las situaciones de pobreza allanan el terreno que lleva a vulneraciones; por ello hay que apoyar a las familias para salir de esa situación. Pero cuando la familia no es una opción, se debe buscar rápidamente el restablecimiento del derecho a contar con una familia, y mientras es adoptado, se debe buscar para el niño un entorno familiar alternativo”, afirma Ángela María Rosales, directora de Aldeas Infantiles SOS.

Según el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) hasta junio de 2015 un total de 9.502 niños, niñas y adolescentes han sido declarados en adoptabilidad, es decir, que pueden ser asignados a una familia que los adopte, pero de este grupo más de 5.000 siguen a la espera de ser adoptados.

¿Cuáles son las dificultades?

Entre las razones por las que tantos niños en condición de adoptabilidad aún no ven restablecido su derecho a crecer en una familia, se encuentra la rigurosidad en la búsqueda de la posible familia extensa que pueda brindar un hogar a un niño. Sin embargo, gracias a la Sentencia T-844 de 2011 que llevó al ICBF a la búsqueda de parientes en el sexto grado de consanguinidad, se ha agilizado el proceso y las estadísticas muestran un descenso de más del 50 % en la asignación de familias.

Sin embargo, otra problemática permanece: el país cuenta con pocos defensores de familia, exactamente 1.182 personas quienes, con su equipo (defensor + psicólogo + nutricionista) tienen que investigar y resolver los cientos de casos que reciben por maltrato, abuso, negligencia y violencia intrafamiliar, entre otros.

A esto se suma la desinformación y los mitos que rondan en la sociedad colombiana sobre el tema. Adoptar a un niño implica que legal e irrevocablemente los adoptantes se convierten en los padres de ese niño o niña, y adquieren todas las responsabilidades de cuidado y protección, algo que muchas familias no comprenden o creen que es demasiada responsabilidad.

Precisamente por cuenta de que las familias colombianas no son entusiastas con respecto a la adopción, niños y niñas del país son asignados a familias extranjeras. “Hay una gran diferencia entre la mentalidad de la familia colombiana y las familias extranjeras. Las colombianas no están abiertas a niños o niñas con características especiales o diferentes. Rara vez están abiertas a la tipología física y suelen establecer condiciones desde sus expectativas. Si Colombia no los diera en adopción a familias extranjeras, tendríamos muchos más niños y niñas que necesitan una familia y que no serían adoptados”, afirma el subdirector de adopciones del ICBF, Eduardo Franco.

Se consideran como características especiales: tener más de ocho años de edad, pertenecer a un grupo de tres o más hermanos o tener alguna discapacidad o enfermedad permanente.

Aldeas Infantiles SOS acoge, en su mayoría, a niños y niñas con estas condiciones. Su directora cree que menos del 10 % llegarán a ser adoptados. “En el caso de los grupos de hermanos lo mejor es que continúen juntos, porque son familia y no deben ser separados. Entonces, si no es posible que regresen con su familia biológica o extensa, deberían quedarse juntos y crecer en un entorno familiar, que es lo que buscamos hacer en Aldeas”, asegura Rosales.

¿Qué hacer?

La Directora de Aldeas SOS advierte que el Estado debe esforzarse porque, en el caso de los hermanos, por ejemplo, permanezcan juntos. Se presentan situaciones en las que familiares como tías o primos se rehúsan a recibir a los niños porque tienen hijos y no cuentan con los recursos para responder económicamente. “En esos casos es responsabilidad del Estado apoyar a esa familia extensa en miras de garantizar el interés superior de la niñez”, señala.

También hay que hacer esfuerzos y motivar a los colombianos a adoptar.  Los niños y las niñas que crecen en el corazón comparten un lazo tan profundo con sus padres adoptivos como el de un hijo que crece en el vientre. De hecho, quienes son adoptados han sido planeados y los padres y madres han recibido talleres, asesoría y apoyos sobre la crianza. Por el contrario, el 52 % de los nacimientos en Colombia no son planeados y los padres biológicos rara vez se preparan antes de dar a luz.

Cuando el niño llega a la casa “es como un parto colectivo, todos estábamos esperando el instante con muchas ganas de verlo, cargarlo… tengo que confesar que en un principio creí que mi hermana era muy dulce al hacerle este “favor” al niño, pero no fue sino tenerlo en mis brazos para saber que fue mi sobrino quien nos hizo un gran regalo y llenó a la familia de unión y amor”, afirma Ximena Norato, directora de la Agencia PANDI, sobre la experiencia de la adopción de su sobrino, hace 20 años.

Finalmente, habrá que mejorar las estrategias para buscar parientes u otros referentes afectivos del niño (hasta el sexto grado de consanguinidad) que puedan y quieran acogerlo, para evitar retrasar el derecho a crecer en una familia y terminar viviendo institucionalizados meses y años.

Anterior Un, dos, tres por la niñez

Leave Your Comment

¿Cómo ser parte de la Alianza por la Niñez Colombiana?

Contáctanos

Dirección entrega de correspondencia:

Red PaPaz Sede Nacional

Carrera 16 # 93a -36 Oficina 201

Bogotá – Colombia

Alianza Por La Niñez Colombiana © 2023. Todos los Derechos Reservados