Red Papaz, una de las organizaciones que integra la Alianza por la Niñez Colombiana, hace un llamado a los adultos para que estén alertas con el consumo de alcohol en niños, niñas y adolescentes, más en las fechas que se acercan. En ese sentido recuerda las preocupantes cifras que arrojó el Estudio Nacional de Consumo de Sustancias Psicoactivas en Población Escolar, 2011.
En esta investigación, 40 % de estudiantes de 11 a 18 años dijeron haber consumido algún tipo de bebida alcohólica durante el último mes, 40,1 % correspondió a hombres y 39,5 % a mujeres. El alcohol –recuerda Red Papaz- es también considerado una droga y puede ser el inicio de otras, para prevenir su consumo en los menores de edad deben actuar los padres de familia, el Estado, los colegios, la Policía y otros entes.
Angelina María Claro, coordinadora de incidencia de Red Papaz, señala que probar la bebida alcohólica a temprana edad puede desencadenar una adicción. Algo en lo que es importante que reflexionen los adultos, pues en muchos de los casos es en sus hogares, y con sus padres, que el niño o la niña prueba por primera vez un trago de licor.
Precisamente, una de las causas del consumo en menores de edad es la baja percepción de riesgo que tienen los padres y los adultos en general sobre este consumo, a lo cual se suman variables como la falta de posturas claras de los adultos frente a este tema, el fácil acceso a estas bebidas y la publicidad.
“Beber alcohol siendo menor de edad aumenta el riesgo de ser consumidor de estas bebidas, así como de otras drogas, en la adultez. Además, la persona ve afectado su desarrollo cerebral, alterado el desarrollo y crecimiento de los huesos y tiene predisposición a enfermedades respiratorias, entre otras consecuencias”, señala Claro.
Así mismo, asegura que para contrarrestar esta situación existen políticas públicas en el país, aunque todavía se está en deuda en diferentes aspectos. Este año, por ejemplo, se desarrolló el Plan Nacional de Respuesta Integral al Consumo de Alcohol que se espera entre en vigencia el próximo año, en el cual existe un componente dedicado a la prevención del consumo de alcohol en menores de edad; también se cuenta con el Código de Infancia y Adolescencia, la Ley 124 de 1994 (prohíbe el expendio de bebidas embriagantes a menores de edad) y algunos decretos.
La regulación de la publicidad es una medida que Claro considera oportuna para contrarrestar el consumo en los menores de 18 años. Asegura que las alternativas en bebidas alcohólicas son demasiadas y las restricciones del mercadeo para el consumo son escasas, por eso se requieren diferentes acciones.
Aunque la venta de bebidas alcohólicas a los menores de edad está prohibida, conseguir una es fácil, el 70 % de jóvenes lo señaló en el estudio. Por eso, Red Papaz solicita más control, que incluye aumentar las advertencias sanitarias y regular el cigarrillo electrónico y los vaporizadores, para lo cual este año se pasó un proyecto de ley.
Entornos más seguros
En su misión de fortalecer las capacidades de los adultos para proteger a los menores de edad del consumo de sustancias, Red Papaz tiene a disposición de ellos, de otros adultos, de instituciones de diferente tipo y del comercio en general el Kit Papaz Angel Protector, que por ahora está centrado en alcohol y tabaco.
Angel Protector trabaja en el fortalecimiento de las capacidades de centros comerciales, clubes, bares, restaurantes y otros establecimientos donde se vende alcohol. Entrena, capacita y acompaña a su personal en la creación de protocolos de protección efectiva de menores de edad.
En los establecimientos educativos acompaña la revisión de políticas internas que van desde el manual de convivencia hasta el entrenamiento a los docentes en identificación temprana de casos y manejo de posible consumo de sustancias en sus estudiantes. Además, brindan conferencias de sensibilización para los padres de familia con el objetivo de generar un cambio cultural en la institución educativa en el tema.
Para los padres de familia
La Coordinadora de Incidencia de Red Papaz señala algunas alternativas de prevención para los padres de familia. La primera es el involucramiento parental que significa conocer más a los hijos e hijas, saber quiénes son sus amigos, en dónde están y con quién cuando están fuera de la casa o colegio, sentarse a la mesa con ellos y ellas por lo menos una vez al día. “Cuando los hijos perciben que los padres están involucrados, la prevalecía de consumo es mucho más bajita de alcohol, cigarrillo o cualquier otra droga”, dice.
También sugiere hablar con los hijos e hijas del tema. Algunos papás y mamás asumen que sus hijos e hijas saben que no es conveniente que consuman alcohol u otras drogas, pero es importante decírselos claramente y actuar en consecuencia con ello; es decir, no proporcionar licor en ningún caso.
De la misma manera, Red Papaz les recomienda explicarles cuáles son las consecuencias de consumir estas drogas, señalarles con anterioridad cuáles serán las medidas que tomarán si consumen y decirles y demostrarles su amor, por lo cual buscan su bienestar.
Algunos indicios del consumo de bebidas alcohólicas en niños, niñas y adolescentes son: llegar de una fiesta con una prenda diferente a la que salió, tener quemaduras de cigarrillo en la ropa, portar en los bolsillos o maletas papeletas, sustancias extrañas y encendedores y presentar cambios abruptos de comportamiento (agresividad, irritabilidad, bajo rendimiento en las notas), entre otros.
Esto puede despertar sospechas, pero lo más conveniente, asegura Claro, es recurrir a pruebas de tamizaje. Las de sangre y cabello, aunque son objetivas, solo dan cuenta del consumo reciente, pero no arrojan tiempo, frecuencia y cantidad de consumo.
Finalmente, Claro les recuerda a los adultos que los adolescentes consumen alcohol por la misma razón que lo hacen ellos: se le ha vendido la idea de que divierte y la falta de percepción de riesgo. “Lo que hace que un menor se quede enganchado y genere una adicción, tiene que ver con factores genéticos, problemas familiares, antecedentes de violencia, pobreza, etc.”.