En el marco de los webinar realizados por la Alianza por la Niñez Colombiana se realizo el webinar «Niñez migrante y desplazada» donde se conocieron datos más detallados de la situación que han pasado los niños, niñas y adolescentes migrantes.
Niñez migrante y desplazada enfrenta discriminación y violencia durante la pandemia COVID-19
• En América Latina existen más de 4 millones de venezolanos que migraron a Colombia, Bolivia o Perú
• Familias migrantes viven en condiciones precarias, hacinados en albergues, sin acceso a educación y sin acceso a servicios de salud
• Las niñas y niños somos los que vivimos las consecuencias de ser hijos de padres migrantes. Todos valemos! Alderlin, 14 años, Colombia.
18 de Mayo de 2020.- Debido al efecto negativo que ha generado el brote de la pandemia COVID-19 en diferentes sectores de la sociedad, como el caso de las niñas, niños y adolescentes de familias migrantes, la Coalición Alianza por la Niñez Colombiana, en coordinación con la iniciativa #TejiendoRedesInfancia, y en el marco de la estrategia #NiñezPrimero, realizó el webinar: Niñez migrante y desplazada en Colombia.
En conferencia, los expertos señalaron que muchas familias migrantes viven en condiciones precarias, hacinados en albergues, con alimentación deficiente, sin insumos sanitarios, sin acceso a educación y sin la posibilidad de ser atendidos en un centro de salud, además de la vulneración de otros Derechos Humanos como la libertad o el derecho a una identidad.
Con relación los efectos del COVID-19 en la niñez migrante, Luz Alcira Granada, Save the Children, enfatizó que la pandemia agravó otras problemáticas como la xenofobia, aporofobia, discriminación y violencia de género, lo que a su vez provoca que mayor exclusión en cuanto al acceso de servicios, alimento, vivienda y vestido. Agregó que muchas de las familias migrantes viven del comercio informal, por lo que a raíz de la cuarentena sus ingresos disminuyeron y por ende la calidad de vida de las niñas, niños y adolescentes que acompañan a estas familias. “Es muy importante seguir trabajando en conjunto con todas las organizaciones en la necesidad de que el estado identifique en todas las acciones a todas las niñas y niñas migrantes y retornados, además de fortalecer los sistemas de protección principalmente en territorios alejados”, complementó.
Al respecto, Juan Martín Pérez García, coordinador de la iniciativa #TejiendoRedesInfancia en América Latina y el Caribe, indicó que América Latina existen aproximadamente de 4 millones de venozalos que migraron a Colombia, Bolivia o Perú; similar situación se vive en otros países como México, EE.UU; o Haití con República Dominicana.
Destacó que las mayores dificultades que enfrentan los migrantes son el derecho a la identidad, niñas y niños apátridas que nacen fuera de sus países y carecen de un certificado de nacimiento. El hecho más lamentable, es el caso de la isla Quisqueya, fue un fallo del tribunal constitucional quiénes dejaron apátridas a más 250 mil personas.
En esta Pandemia se ha incrementado la separación familiar; es decir, niñas, niños y adolescentes que son separados de sus padres y puestos al cuidado de servicios legales, practica muy común en EE.UU.
Pérez, enfatizó que los Estados están obligados a brindar protección a las personas migrantes o desplazados, sin hacer ningún tipo de distinción o exclusión por la nacionalidad o situación legal, especialmente cuando hay niñas, niños y adolescentes. “Los temas migratorios no se atienden desde una mirada nacional, necesitamos que se creen mecanismos transnacionales de protección integral para la niñez migrante desplazada, solicitante de asilo y sus familias; ello significa colocar el interés superior de la niñez por encima de las visiones nacionales y entender que las crisis migratorias requieren la participación de todos los Estados”.
Sara Matarrazzo, de Bethany Global Colombia, agregó que el impacto de la pandemia COVID-19 en la niñez, se refleja en los casos de reclutamiento armado, violencia intrafamiliar, explotación sexual, abandono, falta de acceso a servicios sociales. Por ello, desde su organización buscan la forma de garantizar el ejercicio de sus derechos y el fortalecimiento de su unidad familiar. “Tenemos que trabajar con niñas, niños y adolescentes respondiendo a las necesidades específicas que tienen, sea por pertenecer a una población de flujo migratorio mixto o por ser niños, niñas y adolescentes. Necesitamos restituir esa niñez y adolescencia, y trabajar para que el Estado intervenga en el menor tiempo posible”.
Alberlin, 14 años de Colombia, contó que las hijas e hijos de familias migrantes no pueden acceder a los servicios sociales que brindan en Colombia, como salud y educación, indicó que hay una gran cantidad de niñas, niños y adolescentes que no asisten a la escuela, y otros no pueden recibir atención médica cuando se enferman, principalmente en este contexto de la pandemia COVID-19. “Las niñas y niños necesitamos una abordaje especial en estos momentos, somos nosotros los que asumimos más las consecuencias de ser hijos de padres migrantes. Todos valemos, todo somos importantes y nuestros derechos humanos son intransferibles”, concluyó.
Otra problemática que se agudizó con la pandemia es la violencia de género, referente a ello Juanita Sánchez, Fundación PLAN, indicó que solo en Bogotá, en los últimos 40 días se reportaron 21 casos de violencia hacia mujeres y adolescentes venezolanas, algunas de ellas víctimas de trata de personas. Apuntó que muchas de las migrantes, no tienen acceso a la justicia o se abstienen de realizar la denuncia por miedo a ser deportadas y separadas de sus hijas e hijos. “Las mujeres y las niñas son muy susceptibles a ser reclutadas por los grupos armados, para a cumplir oficios de explotación sexual, trata de personas o para el uso de las acciones de estos grupos”.
Por su parte, Mónica Hoyos, Corporación Infancia y Desarrollo, recalcó que en muchas casos las organizaciones de la sociedad civil contribuyen a la restitución de los derechos de las población migrante, sin embargo, enfatizó que los gobiernos deben ser los principales garantes de los Derechos Humanos de las personas, por lo que sugirió implementar implementar programas con enfoque diferenciado para atender a la población migrante, principalmente aquellos que se encuentran en la en territorio alejado.
Otros fenómenos visibles que subrayó John Giraldo, Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados – ACNUR, es el caso de niñas, niños y adolescentes no acompañados o separados, que viajan solos porque buscan reunirse con familiares que migraron mucho antes o porque desean una mejor calidad de vida; y la niñez indígena binacional, es decir aquellos que forman parte de una comunidad que se encuentra en las frontera y por ende no reciben ayuda de ningún lado.
Por ello, agregó que desde ACNUR, se elaboraron estrategias para apoyar las familias migrantes, como ayuda humanitaria, generación procesos de inclusión en temas de protección y acompañamiento para obtener documentación. “Es importante genera medidas de protección prevención desde lo comunitario a través de diferentes procesos”.
Finalmente Gloria Carvalho, Alianza por la Niñez Colombiana, indicó que la niñez migrante y desplazada es una problemática que necesita especial atención debido al contexto de la pandemia COVID-19, expresó que las niñas, niños y adolescentes desplazados enfrentan muchas dificultades al momento de ejercer sus derechos, por lo que es importante crear estrategias que contribuyan adecuadas que respondan a las necesidades de esta población.