El juego, más que pura diversión

El juego, más que pura diversión

Estudios desarrollados por sicólogos, médicos y educadores evidencian que el juego frecuente es un impulsor del desarrollo integral de los niños y los adolescentes. Entre  otras ventajas desarrolla habilidades para la convivencia y favorece la recuperación de aquellos que padecen enfermedades, pues tiene un poder sanador. ¿Cuál es la importancia del juego?

En el marco del Día de la Niñez y la Recreación, establecido por la Ley 724 de 2001, celebramos durante el mes de abril esta fecha con el objetivo de sensibilizar a adultos e instituciones sobre la importancia de continuar en el avance de la garantía de los derechos de la niñez en Colombia. Uno de esos derechos es el juego, que además impulsa otros derechos como la educación, la salud y la recreación.

Peter Grey, destacado sicólogo y profesor del Boston College en Estados Unidos, asegura que el juego es la energía más importante con la que el niño nace para educarse a sí mismo y relacionarse con los demás; una idea que coincide con estudios sobre la cantidad de funciones sociales que desarrolla el juego, como son facilitar vínculos y relaciones con pares.

En los últimos 50 años, dice Grey, esa posibilidad del juego ha ido a la baja por cuenta de la inseguridad. Los niños de hoy tienen menos espacios para jugar y menos libertad para idear juegos. “Una situación que afecta especialmente a los niños y adolescentes colombianos”, enfatiza Adriana Espinosa, secretaria general de Alianza por la Niñez Colombiana.

Por eso la importancia de apoyar desde la Alianza campañas como Es Hora de Jugar, desarrollada a nivel nacional por entidades públicas, privadas y sociedad civil, para celebrar el mes de la niñez, “pues son un mecanismo para acompañar y proteger el desarrollo armónico e integral de la niñez en entornos libres de violencias. Además, animan a los adultos a que favorezcan el juego, también a que participen y acuerden con sus niños y adolescentes la hora del juego como un proceso familiar y social”, afirma Espinosa.

¿Qué pasa en el cerebro de un niño cuando juega?

Con el juego se activan en el cerebro tres grandes redes de aprendizaje: la del conocimiento (quiero hacer), la estratégica (cómo lo voy a hacer) y la afectiva (por qué lo quiero hacer), así que cuando un niño o adolescente de cualquier condición o edad juega:

  1. Recrea e incorpora aprendizajes sociales y emocionales como convivir, concertar, decidir, comunicar, comprometerse y expresar sus sentimientos.
  2. Incorpora valores a su vida, reflexiona más y desarrolla creativamente respuestas positivas frente a situaciones específicas.
  3. Aprende a trabajar en equipo, a cooperar, a pedir ayuda y a ayudar a los demás, especialmente a los más pequeños.
  4. Aprende a seguir instrucciones.
  5. Aprende a manejar sus emociones, a autorregularse y a entender la perspectiva de los otros.
  6. Aprende a negarse de forma apropiada y asertiva.
  7. Aprende a ser crítico, a ganar y a perder.
  8. Aprende a reconocer la mentira, la trampa, la justicia y la injusticia.
  9. Aprende a asumir sus propias acciones reconociendo al otro y también a ser reconocidos.
  10. Aprende a apreciar el valor de la amistad.

En Colombia, el programa Ludotecas Naves de la Corporación Juego y Niñez ha permitido evidenciar que estas capacidades son posibles a través del juego. Así lo demuestra el estudio longitudinal (de seguimiento por varios años a unas mismas personas) que adelanta la Universidad Nacional en Alianza. Para Rita Florez Romero, directora del Grupo de Investigación Cognición y Lenguaje en la Infancia de la Nacional, “el estudio evidenció que los niños que asisten a las ludotecas, es decir, que tienen la posibilidad de jugar, disponen de mayores competencias ciudadanas, emocionales y de creatividad que aquellos que no acuden a estos espacios”.

En el país existen 41 ludotecas y están especialmente en aquellos lugares donde las condiciones son precarias para los niños. Gobernaciones, alcaldías, empresas privadas y ONG, entre otras organizaciones, han creado estos espacios para lograr procesos educativos a través de juegos espontáneos y dirigidos.

Manaure (La Guajira), Sabanagrande (Atlántico), Quibdó (Chocó), Barrancabermeja (Santander), Bugalagrande (Valle del Cauca) y Chinchiná (Caldas) fueron los escenarios escogidos para el estudio, que comenzó a planearse en 2014 y terminará en 2018.

Los niños del estudio han sido observados durante dichas actividades, que tuvieron énfasis y situaciones especiales para que los investigadores pudieran analizar ciertas variables de su interés, por ejemplo: participación, interacción en el juego, manejo de conflictos, seguimiento de reglas, expresión de emociones, flexibilidad y pensamiento divergente, esto es que frente a una situación determinada al niño se le ocurran muchas posibilidades y alternativas.

“Hemos ido encontrando que los niños mayores que asisten a las ludotecas, y que suponemos han tenido más tiempo en ellas, tienen mejores rendimientos en las competencias evaluadas que los más pequeños. Es decir, que este impacto se va incrementando con el tiempo, especialmente entre más tiempo permanezca el niño en el programa”, señaló Flórez.

Juego en el aula

En las aulas el juego mejora la relación entre los estudiantes y les permite a los profesores conocer sus diferentes facetas, así lo indica la profesora Yaqueline Pinilla, de Chiquinquirá (Boyacá), quien como otros maestros a lo largo del país ha podido comprobar que una caja de herramientas llena de papelitos donde los niños han escrito las actividades lúdicas para las clases, cambió la dinámica de sus aulas.

De esa forma lo relata también la profesora Nelcy Cueto, de Fonseca (La Guajira), quien cuenta como tenía alumnos que al comienzo no querían ni moverse del pupitre, y desde que comenzaron a jugar se convirtieron en niños dispuestos, participativos y abiertos al aprendizaje.

Ambas coinciden en que el proceso con los niños pasa también por los padres que al comienzo pensaban que “el juego era una pérdida de tiempo”, pero las experiencias y los estudios han demostrado que son actividades efectivas para aprender y para enseñar. “Los maestros debemos enfrentarnos incentivar el juego porque favorece el desarrollo de los niños de forma integral, armoniosa y placentera, los ayuda a crear, descubrir y divertirse”, asegura la maestra Cueto.

Estas experiencias coinciden con los resultados preliminares del estudio de la Nacional presentado en 2016, que también resalta que la empatía, el ponerse en los zapatos de los otros, la flexibilidad y la capacidad de presentar alternativas a diferentes situaciones (pensamiento divergente) son algunas de las habilidades que logra el juego y que recomienda abrir espacios para las ludotecas en las escuelas colombianas.

¿El juego favorece la recuperación física y mental?

El juego también está siendo usado en el ámbito médico para ayudar en la recuperación de aquellos niños y niñas que tienen problemas de salud. Experiencias como el programa de ludotecas naves hospitalarias, desarrollado por la Fundación La Niñez Primero (Funipri) de El Salvador, en el Hospital Nacional de Niños Benjamín Bloom, el único centro pediátrico de ese país para atención a menores de edad en ortopedia, oncología, cirugía plástica y unidad de cuidados intensivos e intermedios, en el que se aplica terapia de juego a los niños, ya están siendo aplicadas también en Colombia.

“Partimos de un diagnóstico para definir una guía de intervención con terapias lúdicas, las cuales preparamos en las ludotecas con un equipo conformado por profesionales de 12 disciplinas”, explica Sara Franco, coordinadora del Programa Ludotecas de Funipri.

Las intervenciones dependen de las necesidades de los niños y sus familias, pues ellas también son acompañadas en el proceso, siempre de manera lúdica con talleres de arte (música, pintura, lectura), globoflex o juegos tradicionales, entre varias alternativas.

En 2008 y 2009, las universidades Centro José Simeón Cañas y José Matías Delgado, de El Salvador, realizaron investigaciones para conocer el impacto de las intervenciones de las ludotecas y encontraron que los beneficios son muchos. Participaron niños del hospital que reciben la terapia de juego y niños de otros hospitales que no cuentan con ella. “Los niños que no son de la ludoteca tienen dificultades de sueño, se resisten al tratamiento, mantienen tristes y sus familias están incómodas. Los niños que participan en la ludoteca están más abiertos a recibir el tratamiento, no tienen temor a la figura del médico o de la enfermera y sienten ánimo”, asegura Franco.

El juego es importante en la vida diaria de niños y adultos. Ayuda a contrarrestar el estrés y permite fortalecer vínculos. A nivel clínico es inquietante un niño que no juega, porque con el juego se despliega una zona intermedia del ser humano que permite un desarrollo de la creatividad, que después se traducirá en ciencia o arte, o en cualquier otra cosa. Un niño sabe que el celular es un teléfono, pero puede jugar a que es un carro. El juego permite esa zona intermedia que se llena de posibilidades”, explica Miguel Gutiérrez-Peláez, director del programa de Sicología de la Universidad del Rosario.

En ese sentido, impulsar el juego en las aulas, los centros médicos y en otros ambientes es un objetivo que se han propuesto diferentes organizaciones a lo largo y ancho del planeta. En Colombia se ha avanzado en los últimos años en una mesa de técnicos en la que están representantes de la gobernación de Antioquia, las alcaldías de Bogotá y Medellín, cajas de compensación familiar, como Colsubsidio, y ONG como Mission Enfance o la Corporación Juego y Niñez, en la que se están diseñando lineamientos nacionales para los programa de ludotecas en diferentes espacios: hospitales y colegios, por ejemplo.

Desde Alianza por la Niñez Colombiana hacemos un llamado a los adultos para que tomen el juego en serio por el futuro de los niños, niñas y adolescentes del país. En ciudades grandes y en veredas, los centros comerciales, las plazas, las bibliotecas y los parques serán el escenario de las actividades organizadas por alcaldías, gobernaciones y entidades privadas para el cierre del mes de la niñez.

Hay diversos eventos gratuitos como visitas a museos, festivales de talento, encuentros deportivos y culturales, juegos tradicionales, jornadas de vacunación y foros sobre los derechos de la infancia y la adolescencia. Lo importante es participar con nuestra niñez a través de un juego, porque jugar es la actividad más placentera y edificativa para cualquier ser humano.

Haga clic para conocer la programación de actividades lúdicas para el cierre del Mes de la Niñez en Bogotá.

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