¿Qué está sucediendo con los niños, niñas y adolescentes con discapacidad en la educación privada en Colombia?

¿Qué está sucediendo con los niños, niñas y adolescentes con discapacidad en la educación privada en Colombia?

¿Qué pasa con la Educación Inclusiva en Colombia?

La educación es un derecho de todos los niños y las niñas, aunque para aquellos que tienen alguna discapacidad, este derecho se convierte en un enorme reto. Si bien, el país ha avanzado en materia de educación inclusiva aún falta por hacer tanto desde las instituciones educativas oficiales como desde las privadas.

Cifras del Registro para la Localización y Caracterización de las Personas con Discapacidad, RLCPD, del Ministerio de Salud y Protección Social muestran que hasta el año 2012 se han registrado en el país 899.969 personas con algún tipo discapacidad, de las cuales 97.013 están en edad escolar y de ellas el 37,5% no asiste a alguna institución educativa.

Según este reporte los departamentos y/o ciudades en donde se registra el índice más alto de personas con discapacidad que no asiste a una institución educativa son: Bogotá, donde 167.914 de 185.805 personas registradas están fuera del sistema educativo, es decir, el 90%; le siguen Antioquia, con 112.910 personas registradas y de ellas 101.000, es decir, el 89% no asiste a una institución educativa; y Valle del Cauca, con 77.661 personas registradas donde 71.081, es decir, el 91% no asiste a una institución educativa. (Ver anexo N°1. Cifras por Departamento).

Debido a la importancia de garantizar una educación para todos, se hace indispensable que como país le apostemos a una educación inclusiva que permita a todos los niños niñas, adolescentes y jóvenes de Colombia, particularmente aquellos con discapacidad, acceder a la escuela.

 

PARA TENER EN CUENTA

El Gobierno Nacional a través del Conpes 159 de 2013 otorgó a diferentes administraciones locales y departamentales 32.926’122.200 de pesos para que sean invertidos en la prestación de apoyos para la inclusión educativa teniendo en cuenta las condiciones socioeconómicas, institucionales y de vulnerabilidad de la población.

 

Desde un contexto general, cifras del Ministerio de Educación Nacional con corte a febrero de 2013, evidencian que en el país hay 6.920.093 (91,3%) niñas y niños matriculados en el sector oficial, mientras que 655.637 (8,7%) lo están en el privado.

Entre tanto, los datos del RLCPD muestran que del total de personas con discapacidad que asisten a una institución educativa, el 17,6% lo hace en el sector privado, mientras que el 82,4% lo hace en el oficial.

Los datos del Ministerio como los del registro marcan la tendencia de que la educación en el país es brindada en su mayor porcentaje por el sector oficial. Esta situación, representa un reto y una oportunidad para que las instituciones privadas se conviertan en un canal trascendente para lograr que Colombia sea un país donde la educación sea para todos.

Diana Patricia Martínez, líder de Educación de la Fundación Saldarriaga Concha, afirma que, “Actualmente estamos viviendo un momento de transformación hacia la Educación Inclusiva, entendida como el acceso, la permanencia y la pertinencia de una educación con calidad para todos los niños, niñas, adolescentes y jóvenes, independientemente de sus características o condiciones, en el sistema educativo, lo cual no solo se logra con adaptaciones o mejoras en la infraestructura de los planteles educativos, sino también con la construcción de políticas educativas bajo una perspectiva de inclusión, el fortalecimiento de las prácticas de enseñanza flexibles, las cuales deben ir orientadas a la generación de una cultura que reconoce la diversidad y respeta la diferencia”.

De acuerdo con Martínez, desde la Fundación Saldarriaga Concha se ha identificado en la educación privada una gran posibilidad y oportunidad para que las personas con discapacidad tengan un mayor acceso a ésta, teniendo en cuenta la calidad educativa de estas instituciones, los resultados en el logro y el aprendizaje, la infraestructura, el perfil de los maestros y maestras, la presencia de recursos didácticos, la organización y el seguimiento particular a cada uno de los niños, niñas, y adolescentes.

“En educación inclusiva hay experiencias pedagógicas significativas al interior de instituciones educativas privadas que demuestran que es posible que en una misma aula se eduque a personas con y sin discapacidad, que todos desarrollen a la par habilidades, aprendan y puedan interactuar entre ellos, convirtiéndose en un ejemplo para todo el sector educativo”, afirma Martínez.

Así mismo, Carolina Piñeros, directora de la Red de Padres y Madres RedPaPaz considera que cada vez más los colegios privados ven la importancia de hacer inclusión. “Hay algo positivo y es que algunas directivas están preguntando por experiencias positivas, se están documentando. En la Red sentimos que es un avance importante y aunque aún le falta mayor velocidad, se está dando”.

Lo que nos falta para dar el paso hacia la inclusión

En Colombia, tal como lo expusieron Martínez y Piñeros, en algunas instituciones educativas privadas se están adelantando procesos de inclusión enriquecedores, los cuales sirven de modelo para otros planteles. No obstante, aún son varios los colegios que por diversos imaginarios y motivos no se atreven a dar este paso.

María del Pilar Caicedo, subdirectora del área de Fomento de Competencias del Ministerio de Educación Nacional manifiesta que “Desde el MEN estamos trabajando en la construcción de conciencia de los derechos. No se trata solo de construir rampas o dotar a los colegios con las herramientas necesarias para el aprendizaje de las personas con discapacidad, en estos momentos el trabajo se enfoca en transformar la cultura y los imaginarios de las instituciones educativas, de maestros, padres y todos los involucrados en este proceso, obviamente es un camino largo pero en el que estamos comprometidos”.

Entre tanto, Carolina Piñeros de RedPapaz considera que “Sigue habiendo temor por parte de los colegios privados de cómo hacer inclusión porque son instituciones que quieren hacer las cosas bien, quieren mantener estándares de calidad así que hay mitos en torno a la inclusión que hay que romper”. Piñeros agrega que “Esos mitos hay que abolirlos de la mano de las autoridades porque muchas veces la pregunta es ¿Qué va a pasar con el nivel del colegio si recibimos a estos niños?

Luz Stella Uricochea, rectora del Colegio Nuevo Gimnasio, una institución educativa que lleva más de 10 años trabajando en procesos de inclusión, corrobora que es una realidad que los colegios privados sientan temor de recibir estudiantes con discapacidad pues consideran que este hecho puede hacer que el nivel académico de la instituciones baje. No obstante, Urichochea afirma que este es tan solo un imaginario de los muchos que deben abolirse.

Que los colegios bajan su nivel académico es un paradigma que debemos romper. En el caso nuestro por ejemplo, somos una institución educativa que siempre ha estado en el nivel muy superior en el ICFES y más allá de que hoy en día tenemos por salón una niña en proceso de educación inclusiva, en ningún momento hemos sentido que nuestro nivel baje, por el contrario, consideramos que hemos mejorado más porque hemos aprendido y mejorado como institución que respeta la diferencia. Para nosotros el estándar de calidad está en la capacidad de hacer educación inclusiva”.

Rompiendo las barreras, los caminos hacia la inclusión

Paola Vergara, Viviana Dávila y Cesare Schiavi, son madres y padres de niños con discapacidad, son personas que desde el nacimiento de sus hijos han tenido la firme convicción de que ellos y ellas tengan una vida como cualquier otro niño: que asistan al jardín y al colegio, que puedan formarse y aprender bajo unos mínimos criterios de igualdad, que tengan amigos, etc.

 

“En Vueltacanela tenemos un programa de inclusión el cual está enfocado, entre otras cosas, en asesorar a los padres de los niños con discapacidad a que busquen un colegio que cumpla con las expectativas de las familias y que adelanten procesos de inclusión. A ellos les hacemos ver que no deben ir a buscar una institución educativa como si fuera un favor, deben ser conscientes de que ellos son los que están escogiendo el lugar donde quieren que sus hijos estudien”. Cecilia Zuleta, Psicóloga de crianza y desarrollo del Jardín Infantil Vueltacanela.

 

Cada uno de ellos ha vivido una historia, una experiencia diferente para lograr que hoy sus hijos adelanten sus procesos educativos junto a niños sin discapacidad. El camino para lograrlo no ha sido fácil, si bien, estas familias iniciaron con procesos importantes e interesantes en los jardines donde estuvieron sus hijos, el paso al colegio fue lo más complicado de sobrellevar. Los tres decidieron intentar con planteles educativos privados lo que de entrada era un poco más complejo.

Paola Vergara, quien vivió al inicio una experiencia maravillosa en el jardín infantil ‘Vueltacanela’ en Bogotá, luego para ubicar a su hijo en un colegio privado tuvo que tocar las puertas en cuatro instituciones educativas en las que le manifestaron que no podían recibir a su niño, entre otras razones, “Porque se reservaban el derecho de admisión, no contaban con la experiencia suficiente o porque el pequeño no pasaba los exámenes de ingreso”. Vergara reconoce que si bien en la actualidad hay colegios privados que han empezado a adelantar procesos de inclusión, “Todavía existen muchos casos en donde el tema de educación inclusiva para personas con discapacidad, familias y colegios continúa siendo un tabú”. No obstante, esta madre resalta que hoy en día hay más familias interesadas en el tema, en el que sus hijos tengan un proyecto de vida y sobre todo, interesadas en reclamar y hacer respetar los derechos que por Ley les corresponden.

Para Viviana Dávila, quien vivió una experiencia similar a la de Vergara, luego de que su hijo terminó su educación inicial tuvo que buscar por casi un año un colegio privado que le brindara la oportunidad de educar a su niño. Durante este “largo camino”, como ella misma lo menciona, tuvo inclusive que denunciar su caso ante un medio radial reconocido en el país para poder obtener respuesta a su búsqueda.

Esta madre menciona que uno de los aspectos más importantes dentro de la educación inclusiva es que tanto colegios como familias comprenden que cuando se adelantan esta clase de procesos los beneficiarios son todos los implicados. “Aceptar dentro de la sociedad a personas que son diferentes es algo que no únicamente le hace bien a las personas sino a todos en general. A la niñez no se le puede enseñar la diferencia teóricamente y hay que educarlos con una diferencia que sea notoria, cerca de ellos, de lo contrario no se va a lograr humanizar desde muy temprana edad a la sociedad en general”, asegura Dávila.

Paola Vergara coincide con Dávila al manifestar que si a los estudiantes se les enseña desde el principio a compartir con niños con discapacidad, “Van a aprender a detectar las diferencias porque van a ser seres tolerantes, van a comprender que las diferencias existen y que unos niños aprenden más rápido que otros, a otro ritmo y ello ayudará a que se formen personas íntegras en todos los aspectos”.

Por su parte, Cesare Schiavi, quien antes de encontrar el colegio en el que se encuentra actualmente su hijo, vivió la experiencia de matricular a su pequeño en un colegio privado reconocido de Bogotá que no le prestaba ni le garantizaba una educación de calidad al niño, lo que lo obligó junto a su familia a buscar en más de cinco instituciones educativas la garantía de este derecho.

Schiavi aterriza lo expuesto por Dávila y Vergara narrando un hecho que le sucedió en una reunión de padres en el colegio donde estudia su hijo.

En esa oportunidad yo le agradecí a la profesora de mi hijo por el progreso que estaba teniendo, él había empezado a hacer trazos, a coger el lápiz de manera adecuada y eso nos tenía muy contentos. En ese instante un padre me preguntó, ¿Por qué le das las gracias? y yo le respondí porque mi hijo tiene discapacidad. Ahí supe que ninguno de los otros padres sabía que en el salón había niños en esta condición. La conclusión nuestra fue que ha sido tal el proceso de acogida y de inclusión del colegio que a mi hijo, los otros niños lo ven como un compañero más, que tiene dificultades pero no lo ven diferente. Si así fuera, hubiesen contado en el menor tiempo posible de este hecho a sus padres”, reflexiona.

Paola Vergara, Viviana Dávila y Cesare Schiavi son conscientes de que así como les tocó a ellos, son muchos los padres que día tras día, semanas tras semana y año tras año tienen que tocar muchas puertas y luchar para lograr un cupo escolar para sus hijos.

Por ello, estas familias recomiendan que lo mejor sea siempre acercarse a los planteles educativos con la intención de mostrarles que los procesos de educación inclusiva son exitosos cuando se desarrollan conjuntamente con la familia.

“Lo que queremos es que nuestros hijos vivan y aprendan a vivir en comunidad. Es importante que los colegios entiendan que nosotros como padres no vamos a permitir que la responsabilidad recaiga solo sobre ellos. Esto es un tema que se trabaja en conjunto y nosotros daremos el soporte necesario”, afirma Paola Vergara.

 

TIPS para los padres al momento de buscar colegio para sus hijos con discapacidad

1. Los padres de familia deben hacer la aproximación con el colegio desde las capacidades y fortalezas de su hijo y no desde sus limitaciones.

2. Que el jardín o colegio reúna las expectativas de las familias, es decir, que esté acorde con las creencias y gustos de ellas.

3. Es importante que los padres encuentren una actitud positiva de parte de la rectora y docentes.

4. Contribuir con todo el conocimiento que se tiene sobre su hijo o hija, para que las maestras y en general la comunidad educativa puedan desarrollar estrategias de trabajo para el niño o la niña.

5. Confiar en que las maestras pueden y tienen la capacidad de enseñar a todos los niños, incluido su hijo o hija con discapacidad.

6. Propender por un colegio que tenga claridad y reconocimiento frente a la diversidad, individualidad y potencialidad de cada niño.

7. Un colegio que se aleje de la creencia que todos los niños aprenden de la misma forma.

 

Oportunidades de inclusión en Colombia

En varias ciudades del país se han venido adelantando experiencias positivas de educación inclusiva lo que abre la puerta a que en unos años el derecho a la educación de varios niños y niñas con discapacidad sea garantizado. A ello, hay que agregar las iniciativas que desde el Ministerio de Educación Nacional se vienen adelantando para dar cumplimiento al compromiso adquirido por el Estado colombiano al ratificar la Convención de las Naciones Sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad.

Por ello, es importante que entre los mismos planteles educativos se compartan los aprendizajes, aspectos relevantes, y resultados positivos de las experiencias vividas, también las lecciones aprendidas y aquellos factores a mejorar, ésto con el propósito de que absolutamente todos los colegios se enriquezcan con la información que existe acerca de la educación inclusiva y los beneficios que ella trae.

Carolina Piñeros asegura que “Tanto para los colegios privados como oficiales hay una tarea muy grande por hacer y es compartir experiencias, aprendizajes, procesos, etc. Las mismas características de cada discapacidad hacen que los colegios tengan que hacer unas adaptaciones curriculares, desde RedPapaz consideramos que es un proceso más fácil para que a los otros colegios no les dé miedo entrar en este mundo inclusivo”.

Por su parte, María del Pilar Caicedo del Ministerio de Educación cree que, “Se necesita también una institucionalidad distinta, con secretarías de educación y escuelas que cambien el concepto actual de que los niños con discapacidad deben estudiar en colegios especiales y que se comprometan a generar nuevas estrategias, metodologías y pedagogías que sean flexibles y garanticen la educación de todos los niños en igualdad de condiciones”.

La Fundación Saldarriaga Concha a través de su Líder de Educación, Diana Patricia Martínez, hace una reflexión final sobre el tema. Para Martínez, los colegios privados tienen una deuda importante con la población con discapacidad en la medida en que no han abierto las oportunidades necesarias para que los niños y las niñas en esta condición puedan acceder a su derecho a la educación.

De igual manera, la especialista reflexiona acerca de que estas instituciones no han tenido presente el impacto social y económico que esta situación tiene para el país. “La Fundación hizo una evaluación de impacto social donde pudo calcular que una persona que completa sus estudios en secundaria puede llegar a tener una calidad de vida mucho mejor que aquella que no lo logra, si se tienen en cuenta los ingresos futuros que puede dejar de recibir si no lo hace, lo que generará no solo costos para la sociedad sino para los Estados”.

Según Martínez, el cálculo es el siguiente: “Se supone que las personas que terminaron su bachillerato valorarán su beneficio por el monto de un salario mínimo legal vigente – SMMLV, es decir, $7,6 millones de pesos al año, mientras aquellas que no lo cursan o terminan, valorarán su beneficio 2,22 veces menos que un SMMLV, es decir, tanto solo 3,4 millones al año, situación que nos invita a pensar y a reflexionar como sociedad sobre la importancia de pensar y brindar una educación para “todos

 

Tomado de Agencia de Comunicación PANDI. Para más información aquí

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